Conjugar los sabores de un buen plato, de una buena carne, o embutido, con una buena selección de vinos es por si mismo todo un arte y casi... un misterio. Conseguir sabores conjuntados y bien unidos para sorprender un buen paladar debería de ser el gran objetivo del interesado en hacer un buen maridaje.
Para los poco entendidos como yo, os dejamos con algunos comentarios sobre este hecho, al estilo Twist, con pocos caracteres:
Casi todos sabemos lo clásico, la conjunción de vino blanco con pescado y tinto con carnes. Pero sin duda, esto va más allá. Se trata de potenciar sabores que al mezclarse en el paladar produzcan sensaciones gustativas satisfactorias. Factores a tener en cuenta: como detectar en el paladar, si el alimento es salado, acido, dulce, amargo, etc.., si lleva unas determinadas especies que los vinos también llevan en sus sabores originales, o si el vino en sí es la estrella de la comida, ayudan, aunque no son definitivos.
Y sobre todo, hay que pensar en la armonía de los platos, los entrantes con vinos ligeros y luego los primeros con vinos quizás de más cuerpo. Llegando a los postres con vinos dulces o delicados.
El maridaje se ordena dependiendo de los platos y del cuerpo e intensidad del vino en cuestión. Pero al final, todo radica en si tu gusto es tradicional o por el contrario te gustan los contrastes. Si buscas simplicidad en tus gustos o por el contrario exquisitez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario